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Cementerios de Madrid: testigos de nuestra historia

Son muchas las razones por las que nos vemos atraídos por la historia, tanto a nivel global como local, y todas ellas a cuál más cargada a su vez, de motivos internos. Ya sea para entender, para saber, para aprender, para progresar o para seguir, todas ellas nos ofrecen la posibilidad de dar forma a nuestro futuro a través del patrimonio histórico, artístico y arquitectónico de cualquier ciudad.

 

Parte del patrimonio de Madrid se alberga en sus cementerios, centenarios en algunos casos. Más de  130 años de historia que nos ofrecen la posibilidad de acercarnos al pasado desde otro punto de vista, en recintos en los que paradójicamente reina el silencio en armonía con los relatos que atesoran sus panteones, lápidas y nichos. 

 

Madrid a través de sus cementerios.

 

En tiempos en los que reinaba Carlos III, fue cuando se decidió que los cementerios deberían estar a las afueras de las ciudades, motivado por la consideración de que el mundo de los vivos debía estar separado del de los muertos. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando se comenzaron a construir los primeros cementerios extramuros por razones principalmente de salubridad, con José Bonaparte ocupando el trono de España, logrando que  estos estuvieran suficientemente separados de nuestro día a día

 

Pasaron los años y estos espacios fueron retornando al concepto “intramuros” debido probablemente a dos motivos: por un lado, el rápido crecimiento de la actividad en la urbe hacía que esta llevara un ritmo de expansión urbanística que absorbía todo a su paso y que aún se percibe en nuestros días. Por otro lado, los enterramientos se volvieron a convertir en objeto de culto a nuestros seres queridos por lo que las visitas a los cementerios eran cada vez más frecuentes, lo que motivó la normalización nuevamente de los muertos en nuestra vida cotidiana.

 

Fuera como fuese, la realidad es que Madrid cuenta con multitud de cementerios que merecen la pena visitar y que probablemente algunos de ellos desconozcas. A continuación, te presentamos un recorrido que, en nuestra opinión, merece la pena realizar debido a su carácter monumental, relevancia histórica e ilustres vecinos de la Villa que descansan junto al resto de los difuntos.

 

 

 

 

  • El Cementerio Municipal de Nuestra Señora de la Almudena.

 

Desde que el 15 de junio de 1884 fuera enterrado el niño Pedro Regalado, la primera inhumación realizada en el cementerio católico que ocupaba apenas 25 hectáreas, han pasado hasta nuestros días más de 130 años en los que hemos sido testigos del crecimiento del recinto hasta convertirse en la gran necrópolis del Este de Madrid que conocemos hoy, integrando tres grandes áreas: el Cementerio Civil de Madrid, el Cementerio Hebreo y el Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena donde data la parte más antigua conocida como el “cementerio de las epidemias”.

 

Más de 120 hectáreas en la que descansan escritores como Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso o Benito Pérez Galdós; políticos como el propio Enrique Tierno Galván o artistas de la talla mundial de Lola Flores, Fernando Rey o Lina Morgan, además de intelectuales, librepensadores  junto con difuntos menos conocidos, pero no por ello menos interesantes para aquellas personas ávidas de curiosidad, como una de las pocas supervivientes españolas del Titanic.

 

Además, este cementerio, con su monumental capilla, los propileos, y sus edificios adyacentes, es quizás el mejor ejemplo de arquitectura modernista con que cuenta la ciudad de Madrid.

 

El cementerio referente de la capital por méritos propios, uno de los más antiguos de Europa Occidental y que cuenta con el valor añadido de ser municipal: patrimonio de todos los ciudadanos y ciudadanas de Madrid.

 

  • Cementerio Civil de Madrid.

 

Inaugurado en septiembre de 1884 con la primera moradora: Maravilla Leal, una joven de apenas 20 años de la cual conocemos muy poco, pero se cree que no era católica y por ese motivo, no se enterró en la parte católica. Hay leyendas que aseguran que se encuentra en el Cementerio Civil porque se suicidó, pero no hay pruebas que así lo demuestren.

 

Su nombre se debe a que en él descansan aquellos que no quisieron ser enterrados al amparo de la Iglesia y, poco a poco, se fue convirtiendo en zona de descanso de Intelectuales, filósofos, librepensadores, escritores, políticos y hasta varios presidentes de la República hacen que tenga un interés histórico, dada la relevancia de algunos de los aquí enterrados.

 

 

 

  • Cementerio Hebreo de Madrid.

 

Durante el reinado de Alfonso XIII en España, la comunidad judía obtenía el permiso para inhumar a sus difuntos de acuerdo con la religión hebrea.

 

Dentro del propio Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena, detrás de una pequeña puerta verde situada en el interior del Cementerio Civil, accedemos al que fue el primer cementerio judío en España. Corría el año 1922 cuando se realizaba la primera inhumación.

 

Su extensión abarca aproximadamente una hectárea que es atravesada por una calle, dejando un centenar de austeras tumbas y lápidas a ambos márgenes en las que solo luce la Estrella de David o en su defecto, la Menorá: el candelabro o lámpara de aceite de siete brazos. No hay flores ni otras ofrendas a los difuntos debido a que no es la forma de recordar a los muertos en la religión judía.

 

  • Cementerio Británico de Carabanchel.

 

En pleno distrito de Carabanchel, entre las calles Inglaterra, Irlanda y Comandante Fontanes, podemos visitar un camposanto inglés en medio del ritmo propio de uno de los barrios más castizos. Un cementerio construido allá en el año 1854 para enterrar a los británicos que eran protestantes y que no podían ser enterrados en cementerios católicos. En la actualidad, su gestión se mantiene directamente en la Embajada Británica.

 

Este cementerio acoge los restos de personajes ilustres de la burguesía extranjera y que dejaron su legado en nuestra ciudad para siempre como, por ejemplo: Loewe, Bauer, Lardhy o Boetticher.

 

  • Cementerio de La Florida.

 

El minúsculo Cementerio de La Florida está situado en el Parque del Oeste, muy cerca de la Ermita de San Antonio de la Florida, y fue construido bajo petición de Carlos IV el cual, en un intento de construir un pequeño Versalles, quiso unir el Palacio Real y Palacio de El Pardo para lo que tuvo que adquirir las tierras intermedias. Emocionado por el proyecto, el rey reservó una parcela para el descanso de los empleados en las diferentes explotaciones que surgieron en estas tierras, así como de sus familiares.

 

Al contar la historia que atesora, llama la atención que sea uno de los pocos rincones de Madrid que aún puede presumir de ser casi desconocido y eso que, para sorpresa de muchos al enterarse, aquí descansan con honores las cenizas de los 43 mártires asesinados en la montaña de Príncipe Pío, en la madrugada del 3 de mayo de 1808 durante el levantamiento de los madrileños contra las tropas francesas, en lo que fue el inicio de la independencia española.

 

  • Cementerio Sacramental de San Isidro.

 

Pasear por el Cementerio de San Isidro es pasear por el cementerio sacramental  más antiguo de Madrid, ya que, la construcción del primer patio data de principios del siglo XIX (1811), cuando aquellas tierras aún permanecían a las afueras de la Villa.

 

Entre sus moradores, descansan protagonistas ilustres de nuestra historia política, artística o social de la talla de Antonio Maura, Diego de León o Francisco Asenjo Barbieri, junto a otros vecinos destacados en nuestra historia reciente.

 

A nivel de patrimonio arquitectónico, el Cementerio de San Isidro es una muestra de arte fúnebre con obras de Antonio Palacios, Agustín Querol o Ricardo Bellver, entre otros.

 

Para terminar, cabe recordar que Madrid dispone de un amplio abanico de cementerios municipales cuyas puertas están abiertas a todos los madrileños y madrileñas y donde se encuentran inhumados muchos más personajes que han formado parte de nuestra historia. A modo de ejemplo, recordamos con una especial cariño a Alfonso Aragón, “Fofó” que descansa en el Cementerio Municipal de Vallecas o a Gracita Morales en el Cementerio Municipal Sur Carabanchel  Instalaciones que desde SFM ponemos al servicio de los interesados y en las que se suelen llevar a cabo diversas actividades culturales a lo largo del año.

 

Los cementerios municipales de Madrid son:

 

  • El Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena. Av. de Daroca, 90.
  • El Cementerio Sur Carabanchel. Calle Ildefonso González Valencia, 2.
  • El Cementerio Fuencarral. Avda. Montecarmelo, 10.
  • El Cementerio Civil. Av. de Daroca, 103.
  • El Cementerio Hebreo. Av. de Daroca, 103.
  • El Cementerio de El Pardo. Ctra. Mingorrubio, s/n.
  • El Cementerio de Vallecas. Calle Pico de la Cierva, 6.
  • El Cementerio Cristo del Pardo. Ctra. Cristo de El Pardo, 11.
  • El Cementerio de Canillas. C/ de Silvano, 69.
  • El Cementerio de Canillejas. C/ Néctar, 34.
  • El Cementerio de Aravaca. Cam. Zarzuela, 26.
  • El Cementerio de Barajas. Ctra. Cementerio Nuevo, 60.
  • El Cementerio de Villaverde. Avda. Rafael Ybarra, 137.

Cementerios de Madrid- Servicios Funerarios de Madrid-SFM from SFM on Vimeo.